Hoy en día tendemos a asociar los tratamientos de rejuvenecimiento a rostros castigados por el paso del tiempo y es un error pensar así. La clave para afrontar el paso del tiempo es precisamente adelantarnos y prepáranos para su llegada.
La prevención y el cuidado de nuestro rostro dará lugar a que nuestra piel esté preparada para afrontar el paso del tiempo. Por lo tanto cuanto antes empecemos a mejorar aspectos determinados de nuestro rostro menos tratamiento habrá que aplicar y mayores resultados se obtendrán.
La clave para mantenerse siempre joven radica en prevenir el envejecimiento con un buen diagnostico, el estudio en profundidad de la fisonomía del paciente y la combinación de tratamientos más adecuada. Cuanto más esperemos a realizarnos un tratamiento anti edad más complicado será obtener un resultado óptimo.
Tanto los tratamientos de rejuvenecimiento como los materiales que se usan han evolucionado notablemente durante los últimos años, siendo cada vez más seguros y eficaces y espectaculares los resultados obtenidos.
Las principales técnicas antienvejecimiento sin cirugía son el ácido hialurónico y la toxina botulínica. El ácido hialurónico se utiliza principalmente para rellenar arrugas y corregir proporciones del rostro sin cirugía. Su uso permite regenerar la piel devolviéndole uniformidad y luminosidad. Por otro lado, el tratamiento con toxina botulínica se usa para suavizar la expresión del rostro y relajar la musculatura, en definitiva para mostrar un rostro más descansado, bello y natural.