En numerosas ocasiones identificamos la circuncisión con la religión, ya que estamos acostumbrados a ver películas y series de televisión en las que los practicantes de la religión judía reciben la circuncisión en cuanto nacen.
Sin embargo, en nuestra cultura cristiana no es algo habitual y se suele esperar a comprobar el desarrollo del niño antes de optar por esta medida, de forma que se suele ir comprobando si el prepucio efectivamente se retrae dejando al glande al descubierto o si, por el contrario, esta retracción no se produce.
Porque, ¿qué es exactamente la circuncisión?
Se trata de la intervención en virtud de la cual se permite al prepucio dejar al descubierto al glande sin problema ni dolor alguno, lo cuál es muy importante a la hora de mantener relaciones sexuales.
Por ese motivo, es importante que se detecte la necesidad de una circuncisión en la edad más temprana posible, preferentemente antes de que se empiecen a tener relaciones sexuales, para evitar el dolor que se puede producir durante las mismas, así como para garantizar la mejor de las recuperaciones.
La circuncisión se realiza en una intervención de apenas 45 minutos y con anestesia local, pudiendo el paciente realizar vida normal desde el mismo instante en el que sale de la sala de quirófano, aunque con las precauciones propias de una intervención en una zona tan compleja.
¿Es necesaria la circuncisión en todos los casos?
Aunque determinados especialistas consideran que puede ser algo bueno en materia de higiene del miembro viril, lo cierto es que no es una intervención que sea totalmente necesaria para la vida normal de una persona, ya que un prepucio que funciona correctamente se retraerá dejando al descubierto el glande y garantizando una vida sexual plena.
En ocasiones también se opta por la circuncisión con un objeto estético, bajo el prisma de que un pene con el glande al descubierto puede ser más atractivo estéticamente hablando.
En definitiva, se trata de una intervención relativamente sencilla, que no requiere de anestesia general y que permite al paciente poder llevar una vida sexual plena y con garantías, sin ningún dolor y con el máximo de placer a su alcance.
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