Todos nos damos cuenta de la importancia que tienen las orejas para nuestra imagen, para la forma de nuestro rostro, de modo que, por ejemplo, unas orejas demasiado alejadas de la cara pueden provocar un efecto antiestético notablemente negativo.
Por ello, los pacientes que tienen este pequeño problema en su imagen suelen acudir a nuestra consulta en busca de una solución y para ello siempre recomendamos la otoplastia, que es la intervención que permite recoger la oreja y pegarla más a la cara.
¿En qué consiste exactamente la otoplastia?
Simplemente se trabaja sobre los pliegues del cartílago de la oreja, recortando para que la oreja se recoja y evitar así lo que comúnmente llamamos “orejas de soplillo”. De esa manera la imagen general del rostro mejora de manera notable.
Para poder completar la otoplastia se realiza una incisión en la parte trasera de la oreja, con lo que posteriormente la cicatriz no es visible. De esta manera se accede al cartílago y se puede modificar en función de lo previsto durante la fase preoperatoria. No siempre hay que cortar cartílago, sino que en muchas ocasiones basta con trabajar sobre él sin tener que cortar, lo cual siempre es más recomendable.
La anestesia que se utiliza es local, con lo que el paciente no tiene que quedarse ingresado tras la intervención y puede abandonar el hospital apenas unas horas después de la otoplastia. De esta manera el postoperatorio es mucho más sencillo.
Sí es cierto, sin embargo, que en determinadas ocasiones, especialmente cuando se realiza la intervención a niños, puede ser aconsejable utilizar anestesia general, o al menos algún tipo de sedación, para evitar que el niño pueda interferir negativamente en la operación.
¿A qué edad se puede realizar la otoplastia?
Las orejas suelen madurar a edad muy temprana en el desarrollo humano, por lo que se puede realizar la operación en edad infantil sin ningún problema. Hay que analizar caso por caso, en función de los daños psicológicos que este pequeño problema de imagen pueda estar ocasionando al niño, de forma que en unos casos habrá que intervenir inmediatamente mientras que en otros se podrá aguardar a edades más avanzadas.