Los niños, durante su etapa de crecimiento, se meten con sus compañeros por cualquier razón o defecto. Las orejas, las gafas, los dientes incluso la gordura son objeto de burla en muchos casos. Las orejas de soplillo o “de Dumbo” protagonizan muy frecuentemente frases irónicas, sarcásticas y bromas que afectan al desarrollo psicológico en la infancia. Para evitar el mal trago que supone tener una situación asimétrica del pabellón auricular motivada por su separación exagerada de la pared lateral del cráneo, le presentamos la cirugía que eliminará su preocupación.
La otoplastia es el conjunto de técnicas quirúrgicas destinadas a reposicionar la forma y orientación del pabellón auricular. La cirugía se utiliza en gran medida para recolocar las orejas de soplillo a una posición más natural. Generalmente, se realiza en niños a partir de los 7 años de edad, ya que es cuando el desarrollo de las orejas se ha completado. En edades tempranas se combina la sedación con la anestesia local para la mayor comodidad del niño y del cirujano, en cambio a partir de los 14 años esta sedación puede ser prescindible.
Es muy importante escuchar al niño. Los padres no deben presionarle para someterse a una operación quirúrgica si él no lo desea y si no hay indicios de que lo esté pasando mal. Los niños que sufren por el posicionamiento de sus orejas están más predispuestos a colaborar con la operación y su cirujano, puesto que imaginan que estarán contentos con el resultado final y podrán dejar atrás situaciones vergonzosas.
Al tratarse de su propio hijo, puede que se esté preguntando qué riesgos existen al elegir una otoplastia. Es de vital importancia que acuda a un cirujano plástico cualificado, hecho que reduce considerablemente las posibles complicaciones o riesgos de la intervención.
Después de someterse a la operación, su hijo puede volver a la normalidad en pocos días y no perderse jornadas de colegio. Al cabo de unos siete días, pueden regresar a la institución siempre teniendo especial cuidado con las actividades físicas. Es posible que las orejas duelan los primeros días, pero a través de la medicación prescrita por su cirujano podrá combatir el dolor con facilidad. La importancia del vendaje post-cirugía es vital, puesto que determina la recuperación del niño y un correcto resultado de la intervención. Durante el primer mes, los padres deberán asegurarse de evitar cualquier actividad que pueda comportar que las orejas se doblen.
Con la otoplastia ya es posible dejar atrás cualquier ataque hacia las orejas de su hijo. Los resultados suelen ser satisfactorios en la gran mayoría de los casos y el niño recupera felizmente su autoestima, que puede haberse visto dañada por el problema estético de las orejas de soplillo.