Evidentemente no, aunque hay mucha confusión al respecto ya que en ocasiones se pueden llegar a confundir cuando la segunda se practica sobre el abdomen, pero no tienen absolutamente nada que ver la una con la otra.
Para que nos hagamos una idea, la liposucción tiene como objetivo el extraer la grasa acumulada en una zona concreta de nuestro cuerpo, mientras que la abdominoplastia tiene como objeto el recuperar la piel que ha ido perdiendo parte de su elasticidad como consecuencia de ganancias y pérdidas consecutivas y repentinas de peso.
¿En qué consiste entonces la abdominoplastia?
Se trata de una intervención quirúrgica en toda regla que se realiza con anestesia general y mediante la cual el cirujano extirpa el exceso de piel acumulado en el abdomen. Cuando a más a más existe separación de la musculatura abdominal, se aprovecha para repararla. En muchas ocasiones, se complementa la cirugía con liposucción de los flancos para acabar de redefinir la cintura.
Es una intervención muy recomendable y recomendada para las mujeres que han experimentado más de un embarazo y, por tanto, han perdido la elasticidad de la piel de su abdomen. También es una cirugía necesaria tras pérdidas importantes de peso tanto en hombres como mujeres.
La metodología de la operación es relativamente sencilla ya que se realiza una pequeña incisión en la parte baja del abdomen, justo por encima del vello de la zona púbica, y desde ahí se empieza a intervenir.
Podemos decir que tras la corrección del exceso de piel se recupera la tensión de la misma y el abdomen vuelve a recuperar el aspecto plano de antes.
En definitiva, no hay que confundir la abdominoplastia con la liposucción porque se trata de dos conceptos totalmente diferentes, ya que la primera es una intervención quirúrgica mayor, que requiere de anestesia general, mientras que la segunda es una intervención menor, aunque en ocasiones pueden combinarse y en más de una ocasión confundirse si la segunda se ejecuta sobre el abdomen.
